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¿Qué es el cierre anual contable?

El cierre contable tiene como objetivo determinar el resultado económico del año y cuantificar las pérdidas o utilidades generadas. Es decir, es el procedimiento para establecer con exactitud cómo termina el periodo contable de una empresa.  Es anual, porque las empresas hacen este cierre los 31 de diciembre de cada año.

Aunque no es una actividad difícil, debes asegurarte de tener toda la información en orden, revisando los siguientes factores:

  • Verifica que la información se encuentre completa
  • Revisa que estén registrados todos los movimientos de las cuentas de ingresos, costos de venta y de producción
  • La contabilidad debe estar cuadrada y sin errores
  • Procura hacer los ajustes y conciliaciones necesarias
  • Incluye todas las operaciones
  • Actualiza la información y elabora balances en forma mensual

¿Por qué realizar el cierre anual contable? Sus objetivos 

Con toda esta información organizada, ya puedes comenzar con el cierre de año contable, que consiste en cumplir al menos con lo siguiente:

    1. Balance de comprobación de sumas y saldos
    2. Revisión del cuadro de cuentas del plan general contable
    3. Recuento de existencias
    4. Reclasificación de deudas y créditos
  • Ajustes por periodificación
    1. Cuenta de pérdidas y ganancias
  • Amortizaciones y material   inmovilizado de la empresa
  • Cierre de libros contables
  1. Asientos contables para el cierre: regularización, cierre y apertura

Cierre contable y cierre fiscal: ¿es lo mismo? 

La respuesta es NO, y la explicación es bastante sencilla: el proceso para realizar el cierre fiscal consta de dos fases, una de las cuales es el cierre contable.

Así, en una primera fase se realiza el cierre contable. En donde se obtiene el resultado del ejercicio contable de la compañía. Este resultado es la diferencia entre ingresos y gastos anuales.

El cierre fiscal corresponde a la segunda fase y para calcularlo, partimos del resultado contable que hemos obtenido en la fase anterior y realizamos una serie de ajustes contables. Estos ajustes pueden ser consecuencia de deducciones. Por ejemplo, es habitual que el legislador prevea deducciones por la contratación de personas discapacitadas o por la inversión en I+D (algo que se propone en la actual reforma tributaria). De esta forma, se incentiva a las empresas a realizar estas actividades, ya que se traduce en un menor impuesto a pagar.

Así, queda clara la diferencia entre ambos conceptos. Y el papel clave de cada uno para conseguir esa  foto final, que refleje la situación real de la empresa.